Editoriales


REVIVIENDO EL PASADO

Yeny Velásquez

INDEPENDENCIA DISFRAZADA DE OPORTUNIDADES Y PROMESAS
  
ucho se habla del Bicentenario, pero poco de la realidad de este, 200 años de independencia de que y de quienes, si seguimos esclavizados al yugo opresor que consume la sociedad salvadoreña y lo peor de todo que aceptamos como nuestras cargas ajenas.
   Hasta cuando salvadoreño dejarás de seguir estereotipos que lejos de ayudar destruyen tu identidad, una identidad que esta matizada por intereses de países que buscan lucrarse a costa de otros sus propios necesidades, disfrazando ayudas que luego las cobran al doble de lo que aportaron.
  05 de noviembre una fecha que celebra el país, se remodelan parques, avenidas se protegen los sitios turísticos se le da realce a las actividades culturas se brinda todo un operativo de seguridad alrededor de estos festejos,  pero después de tanta algarabía todo vuelve a su realidad calles sucias la inseguridad se vuelve mas latente,  en fin un evento que lejos de ayudar solo deja a familias sin sus fuentes de ingreso y sin que estos aleguen dada pues son removidos de sus puestos de venta en el mercado, la verdadera independencia no debe de obedecer a intereses particulares sino a toda la sociedad.
    Hombres que lucharon por defender esos derechos y que siguen siendo mártires que murieron a causa de estos, como monseñor Oscar Arnulfo Romero, Roque Dalton entre otras figuras póstumas que han hecho mella en el corazón de todo un pueblo, pero que en la actualidad solo quedaron en la historia, porque no hay hombres y mujeres que luchen y sigan esa causa que quedo frustrada y amordazada por cuellos blancos que pretenden ser figuras elegantes y tienen un pasa oscuro y vacío.
   La verdadera independencia se mide por el desarrollo de un país y no por las promesas que se disfrazan de obejas cuando en realidad son lobos que protegen su bienestar y el de sus familias.
   Hasta cuando seguiremos mordiendo el anzuelo que tienden los políticos y veremos mas haya de las promesas y oportunidades que ofrecen, compramos en dólares y adoptamos costumbres pero ganamos el fruto de nuestro esfuerzo en colones, seguimos modas y en nuestros hogares vivimos precarias condiciones, gastamos las remesas que nos mandas nuestros parientes en el extranjero a diestra y siniestra y olvidamos que ese hombre y esa mujer emigro a otro país para salir adelante pero el salvadoreño solo se limita a derrochar ese dinero que a la larga hará falta.
Hasta cuando seremos visionarios y dejaremos de seguir ideologías radicales que no contribuyen sino destruyen el núcleo de la sociedad.



Columna



Parque Bicentenario

José Mauricio Mancia

n parque natural en donde los pericos solían reproducirse y llenarlo de bullicio con sus canticos y gritos, en donde la madre naturaleza se reflejaba a su esplendor en armonía, no obstante la caza y la indiscriminada tala de árboles que se generó por la construcción de una carretera que hasta hoy no ha sido terminada y que nadie sabe cuándo será concluida dicha obra, así como la invasión de una comunidad que empezó a emerger y los canticos de los pericos desapareció y hoy el parque solo se ha quedado con el nombre, “El parque de los pericos” quienes decidieron emigrar.
  Ahora solo queda un cafetal enorme, el único pulmón que le queda a nuestra ciudad capital que hoy los alcaldes Norman Quijano de San Salvador y Milagro Navas de Antiguo Cuscatlán quieren rescatar con la construcción de dicho parque recreativo se pretende que los capitalinos puedan descansar y disfrutar de la belleza natural en donde compartan con su familia. En la que se ha construido una ciclo vía para que se pueda andar en patineta o en bicicleta y a hacer ejercicio, favoreciendo al turismo capitalino, pero esta obra aun no está concluida,  ya que falta  construir un lago artificial, mini zoológico y torre de vigilancia, esto será construido en tres etapas y dando inicio con la primera fase la cual fue inaugurada en la conmemoración del Bicentenario,  en donde se le cambió el nombre de Parque de los Pericos por Parque Bicentenario.
  Los pobladores que viven en dicho parque no se sienten del todo beneficiados con la construcción del mismo, ya que tienen temor de ser removidos o reordenados como dicen los alcaldes.